El pasado domingo 8 de marzo se realizó una interesante salida a la Torre Loizaga. Situada en Galdames, alberga la selecta colección de Rolls-Royce y deportivos de Miguel de la Vía.
En esta cita fuimos acompañados por el Club de Amigos de los Clásicos de Logroño. Como ya es habitual la concentración de los participantes fue en la gasolinera BP de Salburua a las 9:00, aunque nuestros compañeros de La Rioja fueron directamente hasta Torre Loizaga. En total nos reunimos más de 70 personas con una nutrida selección de vehículos.
Se trata de la única Colección de piezas únicas de Rolls-Royce en Europa con todos los modelos fabricados, más de 45, desde 1910 a 1998. Todo ello fruto del buen hacer de Miguel de la Vía, el cual no escatimó ni medios ni esfuerzos para reunirla. Al mismo tiempo rescataba la Torre y levantaba un grandioso conjunto arquitectónico.
La muestra está distribuida en seis pabellones y exhibe vehículos con aspecto de carruaje, exclusivos modelos veteranos y clásicos, vehículos de prestigio y elegantes deportivos. Destaca un Rolls-Royce Silver Ghost, carrozado por el prestigioso Barker.
Los Rolls-Royce expuestos obedecen a diferentes estilos ya que casi todos se vendían con un chasis que incluía la mecánica, el radiador y el capó. La fase final de carrozado se dejaba en manos de maestros elegidos por el comprador. Fabricantes de prestigio desvelan su impronta a través de toda la exposición.
Los visitantes pueden leer la ficha que documenta cada vehículo y en algún caso se complementa con relatos que esconden y escenifican vidas pasadas. Un Lamborghini Countach realizó una exhibición de conducción que deleitó a los allí congregados.
A continuación se dio paso a la visita a la Torre de Loizaga y sus diferentes estancias y salones. María, sobrina de Miguel de la Vía, relató con profusión de detalles como era la Torre antes y que se hizo para dejarlo como está en la actualidad. Su tío acometió la tarea de recobrar un enclave antaño hostil y dotarlo de un nuevo significado histórico. Fue así como las ruinas medievales de una torre desembocaron en el actual escenario que se convirtió en su proyecto personal. Orfebres canteros trabajaron la piedra siguiendo los trazos dibujados por Miguel. Paso a paso, la fortificación se iba adornando de estrechas ventanas y troneras. , dándole ese aspecto medievo.
Finalizada la visita nuestro secretario Iñigo le hizo entrega de un obsequio como recuerdo de nuestro paso por allí. Por cierto, ya hace el número dos, como lo atestigua el anterior obsequio que luce en una de sus vitrinas.
Como la gazuza ya iba haciendo mella en los estómagos, los participantes se dirigieron ordenadamente hacia la salida y de aquí al restaurante La Bodeguilla en Sopuerta.
Una alubiada, menestra y los correspondientes sacramentos esperaba a los comensales. Destacar el delicioso postre que nos sirvieron, una torrija sobre natilla y como no, la atención recibida que fue casi familiar.
Finalmente las despedidas y el retorno al hogar con el recuerdo de un día estupendo pasado en buena compañía.
Araba Classic Club 